Parece ser que por fin la nieve ha venido para quedarse durante una larga temporada a nuestro querido Pirineo. Estas últimas borrascas están dejando espesores importantes de nieve a lo largo de toda la cordillera y esto hace que la montaña adopte ese aspecto invernal que tanto nos gusta. Bosques, valles y cumbres se visten de blanco y nos ofrecen todo su esplendor para la práctica de cualquier disciplina deportiva del montañismo.

Sabemos que el invierno puede ser una estación severa, hostil y potencialmente peligrosa a la hora de realizar nuestras actividades preferidas en la montaña, pero esto no debe ser un impedimento para quitarnos la pereza o el miedo y salir a disfrutar de la nieve.

Realmente durante el invierno no tenemos por qué dejar de salir al monte, es más, el invierno nos ofrece la posibilidad de realizar algunas actividades que en otra estación no podríamos, tan solo debemos seguir los mismos principios de siempre adaptándolos a las condiciones específicas de la montaña invernal: planificación, formación, equipación, forma física y mucho sentido común, estos son los pilares básicos para disfrutar de la montaña de forma segura, pero si aun así no lo tienes claro, no dudes en ponerte en contacto con un guía de montaña titulado, nuestro trabajo y pasión consiste en acompañaros a donde vosotros solos no podéis llegar.

Desde Ecoaventura Pirineos os queremos presentar una de estas actividades que sólo podemos disfrutar cuando la montaña luce su manto blanco. Se trata de los recorridos con raquetas de nieve.

Muchos ya conoceréis las raquetas de nieve y las habréis disfrutado y “sufrido” (después os explicamos), el uso de estas es cada vez más habitual y no resulta raro ver a montañeros y aficionados caminando sobre la nieve con ellas.

Las raquetas de nieve son, básicamente, unos utensilios que se adaptan y ajustan a las botas a modo de plataforma, repartiendo la presión que ejercemos al pisar sobre una superficie mayor (principio de Pascal), su función es permitirnos caminar (flotar) sobre la nieve sin hundirnos en ella.

Aunque las raquetas nos resulten unos utensilios relativamente novedosos, la realidad es que su origen se cree que podría estar en Asia Central. Hace unos 6000 años comunidades nómadas la utilizarían para ayudarse tanto en la práctica de la caza, como en sus desplazamientos estacionales, por lo tanto estamos hablando de herramientas de primera necesidad durante los periodos invernales que ayudaron a la evolución de estas sociedades y a la colonización de nuevos territorios.

Estas primitivas raquetas estaban construidas sobre una estructura o bastidor ovalado de madera que mantenía una red entrelazada con tiras de piel de animales, su imagen era muy similar a una raqueta de tenis. Con el paso del tiempo su uso se fue extendiendo a casi todos los lugares del planeta en los que la presencia de la nieve dificultaba los desplazamientos a pie, así mismo el diseño de las raquetas se fue adaptando a las necesidades y características de cada lugar.

Hoy día las raquetas de nieve que encontramos en el mercado han evolucionado para dotarlas de un mejor diseño, mayor flexibilidad, ligereza, elementos que proporcionan mayor agarre y adherencia, piezas móviles y basculantes que reducen la fatiga al caminar, etc. Han dejado de ser estos elementos fundamentales en la supervivencia de estas sociedades para convertirse en una pieza más de nuestro equipo de material invernal. Su uso es básicamente lúdico y nos permite realizar rutas de senderismo desplazándonos sobre la nieve de forma cómoda y segura.

Durante la primavera, verano y otoño es habitual la práctica del senderismo, cada una de las estaciones guarda su propia magia y nos ofrece sus encantos, pero con la llegada del invierno y de la nieve son muchos los que optan por abandonar la montaña o como mucho ir a esquiar a una estación de esquí.

El que dejemos de realizar senderismo cuando aparece la nieve muchas veces se debe a que no vamos bien preparados para disfrutar de la actividad y que esta no se convierta en una tortura. Si nos aventuramos a caminar con nuestras botas sobre grandes espesores de nieve blanda nos encontraremos con el peor de los tipos de nieve: “la nieve inglesa”. Esta es, en la que nos hundimos hasta las ingles a cada paso. Esta experiencia, además de peligrosa por alargar los horarios y por el agotamiento que causa, también resulta frustrante y puede hacer que no queramos volver a pisar la nieve.

Para desplazarnos sobre la nieve necesitamos algún elemento que nos proporcione flotabilidad, estos son básicamente los esquís y las raquetas. La ventaja de las raquetas es que son relativamente económicas y que cualquier persona sin conocimientos previos puede utilizarlas. Es cierto que al principio puede ser incómodo y que nuestros pasos resulten poco naturales, pero normalmente se consigue una buena motricidad rápidamente. Por otro lado también tenemos que tener en cuenta que su uso tiene limitaciones ya que no son aptas para progresar por inclinaciones superiores al 30 %, su uso en terreno helado o hielo resulta muy peligroso ya que la adherencia sobre esta superficie es mínima, también realizar largas travesías sobre media ladera puede resultar agotador y peligroso. Por lo tanto deducimos que el terreno ideal para disfrutar de las raquetas de forma segura son zonas más o menos planas, con poco desnivel y sobre grandes espesores de nieve con poca dureza.

Podríamos distinguir tres modalidades de práctica de raquetas de nieve:

-Competiciones de carreras por montaña con raquetas. El pasado 16 de Febrero de 2020 se celebró el 13º Campeonato del Mundo de Raquetas de Nieve en Myoko (Japón). Los corredores españoles consiguieron grandes resultados. Oro y plata en categoría individual masculina (Roberto Ruiz y Nacho Hernando), plata en categoría individual femenina (Lucía Ibáñez), oro para el equipo español masculino y plata para el femenino. Siendo la primera vez que se presentaba España como selección a este campeonato, los resultados no pudieron ser mejores.

-Recorridos por entornos controlados de poca duración. Suelen realizarse en las inmediaciones de pistas de esquí o en circuitos de raquetas que podemos encontrar en los Espacios Nórdicos del Pirineo. Esta actividad es ideal para iniciarse en este deporte e incluso poderlo disfrutar con toda la familia. Estos recorridos, a menudo balizados, se desarrollan en lugares con pocos desniveles y en entornos controlados donde es difícil desorientarse y es relativamente sencillo solventar cualquier contratiempo que pudiera surgir.

-Rutas de media y  alta montaña o incluso trekking de varios días. Esta modalidad, posiblemente sea la más atractiva desde el punto de vista del montañero que disfruta de este deporte mientras se adentra en los mágicos paisajes que nos ofrece el Pirineo durante el invierno. En este caso tenemos que tener en cuenta que estamos adentrándonos en un terreno en el que existe un riesgo inherente a la propia actividad y nuestro deber es saber realizar una buena gestión de este para “minimizarlo al máximo”. Como bien sabemos, el riesgo cero no existe, por lo tanto tenemos que saber lidiar con los peligros tanto objetivos (propios de la montaña), como subjetivos (propios del montañero). Como ya hemos dicho, la montaña invernal implica una mayor atención a la planificación, formación, equipación, forma física, etc…Pero además tenemos que prestar especial atención y controlar dos parámetros básicos para la gestión del riesgo, la meteorología y la nivología. Toda la información y formación que tengamos nos evitará sufrir los efectos de dos de nuestros grandes enemigos: la hipotermia y los aludes de nieve.

Una vez planificada nuestra actividad y recabado todo tipo de información, siendo conscientes de nuestra formación y nuestra forma física, vamos a ver qué vestimenta y material necesitamos para disfrutar de una divertida y segura jornada de raquetas de nieve. En cuanto a vestimenta, necesitaremos botas de montaña con membrana impermeable/transpirable, calcetines de invierno, polainas, pantalón de montaña de invierno. Para el torso recurriremos a la teoría de las tres capas. Primera capa, camiseta térmica transpirable, segunda capa, chaqueta que retenga nuestro calor corporal, tercera capa, chaqueta con membrana impermeable/transpirable que nos aísle del viento y el agua, guantes, gorro, braga de cuello, gafas de sol con categoría de protección 3 mínimo, crema solar y protector labial.

En cuanto a material necesitaremos unas raquetas de nieve, un par de bastones de senderismo con rosetas en las puntas, mochila, botiquín, agua, comida, mapa de la zona y brújula, gps con nuestra ruta y pilas de repuesto, teléfono con batería llena. Este sería el material básico, pero si vamos a movernos por zonas donde el riesgo de ser alcanzado por un alud es posible, debemos llevar equipo de localización y rescate, y por supuesto estar formado para saberlo utilizar en caso de necesidad, este es ARVA (DVA), pala y sonda.

Si te apetece conocer esta activad y descubrir los más bellos paisajes del Pirineo, no dudes en contar con el equipo de guías de Ecoaventura Pirineos www.ecoaventurapirineos.com. Estaremos encantados en acompañarte y enseñarte.

Un saludo!!

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