Muchas veces nos han repetido la famosa frase de la Antigua Roma, “mens sana in corpore sano”. Cierto es que después de muchos siglos cada vez el hombre actual es consciente de la importancia de una vida sana.
Una vida sana no es sólo hacer deporte, sino un conjunto de factores que intentaremos explicar ahora. Como exponía al inicio de este artículo, el objetivo de una vida saludable no depende sólo de cuidarnos físicamente, sino también psicológicamente.
A medida que la ciencia avanza, el ser humano aumenta sus expectativas de vida, y se consigue una calidad de vida mayor. En la época romana, la expectativa de vida era de 35-40 años. Hoy, en el siglo XXI, se sitúa en torno a los 85-90 años. ¿Cómo es posible que se haya casi duplicado en 400 años?
Sin duda gracias a los avances científicos. Ahora bien, una vida que tecnológicamente nos permite hacer más cosas, vivir más rápido, no significa que necesariamente vayamos a vivir mejor. Mucha gente vive hoy con ansiedad y depresión porque no consigue adaptarse a esta vida tan loca. De ahí que surjan corrientes que intentan vivir la vida de un modo más tranquilo.
Que hacer pues, vivir a 200% o vivir más tranquilo. Siendo realistas el éxito está en intentar quedarse en un término medio. Hacer nuestras tareas profesionales, e intentar disfrutar del resto del día. No es lo mismo enfocar el día con alegría y con ganas de superar las dificultades que nos presente el mismo, que afrontarlo con miedo.
Por tanto, la importancia del enfoque psicológico que demos a nuestra vida es muy importante. Yo soy de los que creen firmemente en el apoyo que nos dan nuestros terapeutas (psicólogos o psiquiatras), que actúan igual que entrenadores personales de nuestra mente.
Por otro lado, el ejercicio físico, este debe hacerse en su término medio, y disfrutando del mismo. Muchas personas se vuelven tan exigentes con sus entrenamientos (sin ser deportistas profesionales) que en lugar de disfrutar de ellos, le supone un esfuerzo enorme. No obtienen pues los beneficios que deberían, pues se marcan unas metas erróneas.
La alimentación juega un papel muy importante. Los países mediterráneos tenemos la suerte de disfrutar de una dieta muy variada. Hay muchos nutricionistas que nos pueden ayudar a evitar el sobrepeso, sin sufrir dietas muy estrictas. Evitar el alcohol, y por supuesto hábitos como el tabaquismo o la adicción a drogas.
El correcto descanso es fundamental. En ese momento es cuando nuestro cuerpo “recarga” la energía empleada durante al día. En muchas ocasiones minusvaloramos su importancia. Descansar 6 o 7 horas al día, e incluso, si podemos, tomar una siesta de 20-30m a mediodía.
Relacionarnos con nuestro entorno familiar, laboral y de amistades de un modo correcto es fundamental para crecer personalmente. Alegrarnos del bien ajeno, de los éxitos de los demás, trabajar en equipo, compartir objetivos y responsabilidades son muy importantes para lograr nuestro bienestar.
En definitiva, una vida sana es el resultado de un conjunto multifactorial de elementos.
Aprender a vivir nuestro día a día y no sobrecargarnos de responsabilidades nos permitirá vivir una vida más plena y feliz.
Tono Coppel