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HUMANO, DEMASIADO HUMANO

Bajo este enunciado, no pretendemos filosofar, ni mucho menos analizar la obra de Nietzsche, tan solo nos quedamos con el título de su libro para mostrar nuestro punto de vista como Técnicos Deportivos de Montaña y educadores ambientales sobre la presión que está recibiendo desde hace años la montaña. Por un lado no tenemos contacto con la naturaleza, pero cuando lo tenemos puede llegar a ser invasivo. Por supuesto, no deja de ser una opinión basada en nuestra propia percepción.

Ecoaventura Pirineos somos una empresa de turismo activo que desarrolla actividades de aventura y educación ambiental en el Pirineo Oscense. Amamos la montaña y la naturaleza, precisamente por eso, realizar nuestro trabajo y nuestra pasión en este magnífico entorno hace que muchas veces podamos ver y sentir ciertas contradicciones, llegando a pensar que somos a la vez parte y solución de un problema.

Pueden ser muchos los puntos de vista (y todos pueden ser válidos) los que pretendan definir dónde está el límite a partir del cual los humanos no debemos invadir o interferir en la armonía natural de nuestras montañas y sus habitantes.

Llegados a este punto, de nuevo debemos sacar la balanza de tres brazos para conseguir un equilibrio entre conservacionismo, salud y economía. Tarea siempre difícil, pero no imposible si existe voluntad.

Es evidente y por todos conocido que la práctica deportiva al aire libre es beneficiosa para nuestra salud física y mental, y que todos tenemos derecho a disfrutar de ella, pero ¿todo vale?

Los seres humanos desde nuestro origen como cazadores- recolectores hemos vivido en estrecho contacto con la naturaleza. Esta relación entre humanos y naturaleza se ha ido manteniendo en mayor o menor medida hasta la Revolución Industrial (S.XVIII). A partir de este momento amplios sectores de la población rural abandonan este medio para establecerse en grandes ciudades donde emplean su mano de obra en fábricas industriales. El éxodo del campo a las ciudades se va generalizando y esta tendencia se mantiene hasta nuestros días. El predominio de la industria se va viendo sustituido por otros sectores como el tecnológico o el sector servicios y turismo, pero el medio rural sigue estando en amplia minoría poblacional respecto a las ciudades. Por lo tanto podemos decir que un elevado porcentaje de la población vive alejado del medio natural debido a que su sistema de vida se encuentra en las ciudades y esto hace que no conozcamos la naturaleza como antaño.

Desde hace unos años estamos escuchando el término “Síndrome o Trastorno por Déficit de Naturaleza”, este fue utilizado, por primera vez, por el escritor Richard Louv en su libro “El último niño de los bosques” (2005). En este advertía sobre la importancia de mantener un estrecho contacto con la naturaleza para prevenir un gran número de patologías físicas y psíquicas que afectan al pleno desarrollo de las personas, y especialmente a los niños. Si bien es cierto que no se trata de ningún diagnóstico médico, sí que nos da una pista sobre la realidad que vivimos en nuestros días, donde la tecnología, el mundo virtual y otros factores propios de la vida en grandes ciudades han reemplazado nuestra relación con la naturaleza.

Por otro lado, los que disfrutamos del deporte y de la actividad en la montaña hemos podido comprobar la sensación de bienestar y satisfacción que obtenemos tras una jornada de senderismo, de bici, de escalada, descendiendo un barranco, corriendo o simplemente observando aves y plantas. Es una sensación placentera, que posiblemente se deba (aparte del aumento de neurotransmisores como la dopamina o serotonina) a un reencuentro entre nuestra parte más animal y la naturaleza.

Es evidente que los deportes de montaña tienen cada vez más adeptos. Algunos son conscientes de la importancia de respetar y cuidar el medioambiente (lo primero es la naturaleza y el deporte es secundario), otros en cambio (espero que sean minoría) tienen actitudes muy poco respetuosas con el medio natural (lo primero es el deporte y la naturaleza es secundaria) y lo utilizan como su gimnasio o instalación polideportiva, en estos casos es palpable una falta de educación ambiental posiblemente debido a una ausencia de contacto con el medio natural desde niños.

La montaña, en este caso, el Pirineo, es un reclamo para todo tipo de turismo. Cuando podemos (en este momento las restricciones de movilidad no lo permiten) salimos en masa, en las mismas fechas a los destinos más conocidos. El resultado es que fines de semana, puentes o periodos vacacionales veamos colas de cientos de personas para subir al Aneto o descender un barranco en Guara, o zonas como accesos a estaciones de esquí, la Pradera de Ordesa, Bosque de la Pardina del Señor o el Pueblo de Riglos colapsados de coches y personas de muy distintos perfiles, desde el experimentado montañero al urbanita que busca pasar el día respirando aire puro en un entorno bonito.

¿Entonces en qué quedamos, vamos o no vamos a la montaña?

Por supuesto que podemos y debemos ir a la montaña para disfrutar de nuestro deporte favorito, pero que lo hagamos no quiere decir que estemos conectados con la naturaleza, debemos volver a reencontrarnos con ella de una forma respetuosa, creando un equilibrio entre nuestro disfrute y su conservación. Cada vez son más los espacios naturales en los que se está  regulando o directamente prohibiendo la actividad debido a la presión humana. La montaña es muy amplia y podemos disfrutar de muchos de sus rincones sin llegar a la masificación.

Desde Ecoaventura Pirineos somos plenamente conscientes de las grandes contradicciones que genera todo este tema, pero queremos ser coherentes en la medida de lo posible con nuestro método de trabajo. En todas nuestras actividades deportivas intentamos generar el menor impacto posible y poner en valor la riqueza del medio en el que vivimos nuestra aventura. También contamos con actividades y programas específicos enfocados a educar, sensibilizar e inculcar valores medioambientales. Para los más jóvenes desarrollamos aulas de naturaleza en diferentes espacios del Pirineo, en ellas pueden divertirse y conocer de forma empírica tanto lo que han aprendido dentro del aula como lo que le podemos aportar desde nuestra experiencia como montañeros y educadores ambientales. Pensamos que conocer algo de primera mano es el primer paso para respetarlo y cuidarlo.

Para pequeños grupos o familias realizamos rutas de senderismo interpretativo, algunas alejadas de los circuitos habituales y más concurridos, donde aparte de realizar ejercicio físico iremos descubriendo y comprendiendo los elementos ambientales y culturales que encontramos durante el recorrido.

Con todo, siempre buscamos la combinación entre diversión, aventura, deporte, salud y educación. Si sembramos semillas crecerán bosques…

Como conclusión, llevamos siglos alejados de la naturaleza, esto hace que no la respetemos y muchas veces la consideremos un artículo de consumo más (Conservacionismo). Los beneficios de la práctica deportiva al aire libre para nuestra salud son incuestionables (Salud). Somos muchas personas y pueblos los que vivimos en y de la montaña (Economía). Por lo tanto necesitamos un equilibrio entre estas tres premisas para que la montaña sea sostenible. 

Os animamos a conocernos, a seguir aprendiendo, disfrutando del deporte, de la montaña y su cultura, siempre con respeto, así podremos seguir haciéndolo durante muchos años.

Un saludo 

del equipo de Ecoaventura Pirineos.

¡¡Salud y montaña!!

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